AUTORES: Edwin Joseph Willas Fabela, Adriana Jacqueline Pupo Parral, Citlali Hernández Rangel, Felipe de Jesús Rojas Chaires, Saúl Deneb Garduño Peña, Cristal Yarely Vega Ayala, Eli Fernando Tavera Villa, Enrique Gabriel Ávalos Vázquez, Román limones Rangel, Ramiro Meza Murillo e Irán Eli Villa Ayub.
DEL 19 DE MARZO DE 2010.
LAMINA 1:
En 1962, un grupo de personas, alrededor de 30 familias se organizaron para formar un ejido, en la zona occidental, cercana a la Ciudad de La Paz, donde se ubicaba un rancho con el nombre de “El Centenario”, y fue hasta 1966, cuando se trasladaron a la ciudad de México para recibir la resolución presidencial, cuya ejecución tuvo efecto el 26 de abril de 1967, decidiendo formar el poblado de El Centenario, nombre que tomó del rancho que antes se menciona.
La primeras casas fueron construidas con madera de cardón en las parcelas que a cada uno de los ejidatarios les tocó; era entonces un poblado muy disperso y hasta la primera tienda, propiedad de José Pascual Sánchez Ricardo, era del mismo material, pero ésta tenía una ventana, también de tablas que, para mantenerla abierta y poder despachar las mercancías a los clientes, era sostenida con un palo. A José Pascual se le conoce como “don José el de la tienda”.
LÁMINA 2
En este tiempo, la pequeña población ya recibía los servicios de las brigadas de la Secretaría de Educación Pública, destinado sobre todo a la señoras amas de casa, en las cuales desarrollaban talleres diversos, principalmente de artesanías, utilizando materiales a su alcance, como las conchas marinas que convertían en adornos de uso personal o del hogar.
LÁMINA 3:
El señor Higinio González Morales decidió construir una casa a la orilla de la carretera que va hacia el norte de la península, e instó a sus compañeros ejidatario para que hicieran lo mismo. Es allí donde se encuentra actualmente el poblado.
LÁMINA 4:
El Centenario contaba con pocos habitantes en su etapa de fundación y era un lugar muy tranquilo, aunque carecía de servicios urbanos, excepto un camión de pasajeros que iban a la ciudad capital a tramitar asuntos de diversa índole, a comprar sus despensas y sobre todo, trasladaba niños que asistían a la escuela. El camión de don Fermín recorría las tres calles paralelas y las tres perpendiculares del pequeño poblado formado por 30 casas con huertos familiares, repartiendo el pasaje, el correo y hasta recados muy personales. El servicio de agua era proveído por los pozos que se encontraban un poco lejos de la población, pero poco a poco el agua se fue acercando por la solicitud de los colonos al gobierno, que no fue tan difícil, pues ellos ya contaban con la red En esta misma época se planeó el parque y la iglesia,
LAMINA 5:
así como la escuela primaria que al principio fue unitaria, o sea que en un sólo grupo el mismo maestro daba clases a tres grados. En 1968 se construyeron tres aulas con un maestro para cada una, que daban clases para cinco grados y ya para 1975, cuando El Centenario tenia 980 habitantes, la escuela contaba con seis aulas y era atendida por cinco maestros. Esta institución educativa lleva el nombre de Leona Vicario, un personaje importante en la historia nacional, quien posee como mérito principal el haber financiado con su propia fortuna a la insurgencia.
LÁMINA 6:
El Centenario no está exento de leyendas que, como se sabe tienen algún sustento real y la voz popular les ha otorgado su velo de misterio; es el caso de la mujer que se cayó en el arroyo cuyo cauce había crecido después de una fuerte lluvia, y ya no pudo salir, pereciendo ahogada, y cuentan que tiempo después y hasta la actualidad, la mujer se aparece en el lugar del incidente, vestida de blanco, lanzando gritos y lamentos que horrorizan a todo aquel que ose pasar por ese lugar a media noche, sobre todo en noche de brujas o en temporadas de lluvia o de vientos.
En la actualidad la comunidad de El Centenario cuenta con todos los servicios, tales como agua potable, energía eléctrica, teléfono, centro de salud, jardín de niños, escuela primaria, escuela secundaria, biblioteca, pavimento, parque, templo religioso, y en la división política municipal es subdelegación con comandancia de policía, y no obstante, tal urbanización no ha borrado su sabor de pueblo ejidal y es casi una colonia de la ciudad de La Paz.
